Raliaga's Memories

Anécdotas, historias, (malos) ejemplos, referencias y chascarros.

lunes, abril 02, 2007

Morir en Berlin

Estaba yo anoche haciendo, alguna tontera, claramente, a eso de las 3:30 A.M... las cosas que he "procastineado" han hecho presa de mi... eso junto a un aroma a nostalgia dada la fecha y sensación de culpa y verguenza prematura, no me dejaban dormir.

Aún así, la noche era apacible pero el silencio se vió irrumpido por el llanto de una mujer, dos departamentos mas allá del que vivo, en el mismo piso, pero por el borde interno del edificio.

Soy inherentemente copuchento y la voz quebrada de la mujer por la pena -inflamada por la rabia, casi como haciendo gallitos- llegaba a mi con toda nitidez...

Era la misma historia de siempre: una mujer que se enamora a morir de un hombre que no la aprecia, que usa su cariño de manera vil y que no valora todo lo que ella le da... que puede no ser mucho, pero como dijo alguien por ahi "Que alguien no te quiera como quisieses que te quiera, no quiere decir que no te quiera con todo su corazón".

(sigh)

Sonará pesimista y resentido (ver disclaimers), pero por cada mujer que he visto así, conozco un tipo que no fue considerado por una mujer como ella, por no ser "seguro de si mismo" (i.e imbécil), o por no tener auto, por no respetar los putos ritos sociales que comodamente cambiaría si el mono it's good enough... un tipo, que seguro no la trataría asi...

Pero esta bien, hey!, it's a fucking free world...

Yo ya soy relativamente inmune contra estas cosas, la vacuna que me pegué una noche en Irarrazaval con Vicuña Mackenna, en donde encaré a un tipo que golpeaba a una mina contra la reja de una tienda de automóviles, es inolvidable. Me acerco al tipo echándole la espantada... "¿¡Qué te pasa con la mina!?" le dije... el tipo me miró perplejo, y la mina, con su ropa ligeramente ajada, los cabellos revueltos, temblando y con furia me grita "¿¡Y voh que te meti conchetumare!?".

Esta bien, no me meteré, y probablemente nunca más... pues con una mina que se deja maltratar, ya nada se puede hacer. Con una mina que no se quiere ni un pelito... "ni un grano de mostaza" a si misma, no se le puede salvar del calvario... ella tiene que querer salir de ahi.

Aunque eso aplica a cualquiera... dicho sea de paso...

No vaya a creer mi estimado jetón lector, que esto significa que ampare la violencia contra la mujer i wea. En ese caso, puede hacer click aqui.

A pesar de todo, hay veces que estas penurias, sumergidas en experiencia y vivencias fuertes, hacen que experimente un vuelco desde mi sentida y sintética indiferencia, hacia una especie de lejana identificación e infinita comprensión y empatía.

Aunque sean personajes imaginarios...

Había una vez un hermano mio, que para no afectar su integridad llamaremos Sebastián, que ante no saber que regalarle a su mañoso hermano, recordando que a este le gusta leer, le compró (al parecer) la primera wea que pilló...

El título de la canciónsmsmsm es "Morir en Berlin", y el cantautor es Carlos Cerda. No diré que el libro es una joya del... π-arte (no se qué número corresponde), pero según yo, quizás el tipo confabuló toda la historia de un grupo de exiliados en Berlín que experimenta muchas de las vivencias "clásicas" del exilio -más aún en el contexto de Berlín Oriental/Occidental y esas cosas-, para poder dar con la siguiente pieza de texto escrito.

Pero antes, un breve contexto... Lorena es una mujer chilena, que se exilió con Mario y sus hijos en Berlín en aquel fatídico momento que todos sabemos cual fué, y para poder salir de la estricta Alemania Oriental y poder ver sus a sus padres, debia conseguir la autorización de un burócrata que, para colmo de males, es el padre de la mujer que le arrebató al hombre que siguió en el exilio...

Don Carlos, por favor:


Aunque busco y rebusco, no encuentro la palabra capaz de expresar tanto tu maldad como tu cobardía. Porque es un acto de maldad sugerir que mi suerte depende de una generosa gestión de la persona que mayor daño me ha hecho desde que estoy viva.

¿Cuándo decidieron que ella podría interceder ante su padre, el mismo que firmara mi decreto de expulsión? ¿Antes o después de hacer el amor? ¿Fue la luna, o tus caricias, o el vino que le habrás enseñado a gustar en la cama, lo que excitó su conmovedora compasión?

¿O es que este nuevo castigo que me anuncias no los deja dormir? ¿Me he transformado por eso en un fantasma intolerable? ¿Compartimos el desvelo revolcándonos entre las mismas sábanas?

Ahora quiero que me escuches.

Yo fui leal. Lo saben todos los que se embarcaron con nosotros: todos los que se han quedado conmigo y con tus hijos en esta nave que no nos lleva ya a ninguna parte.

Yo fui para ti -como lo dijiste tantas veces- una luz salvadora. Pero esto mío que te iluminaba es la luz que robé de la casa de mis padres, ahora tan solos, tan en la penumbra por mi culpa.¡Si supieras cómo quiero estar con ellos!, ¡Si supieras como quiero estar con mis hermanas, abrazarlas, llenarlas de besos, ir también besando uno a uno a sus hijos que no conozco!

Como quisiera estar en mi casa de niña, bajo el parrón en un almuerzo de domingo. Me veo sentada a la mesa con todos los que me quieren de verdad. Y entre ellos los esposos de mis hermanas, que no me conocen pero me respetan más que tú, me quieren más que tú y están dispuestos, lo sé, a sacrificar por mí lo que tu jamás sacrificaste.!Cómo quisiera conocer a los esposos de mis queridas hermanas!

Así son las cosas: dejé a los seres más queridos para seguirte, porque ése era mi deber como esposa, así como el tuyo era no abandonarme lejos de los míos. Yo cumplí contigo siempre, aun haciendo daño a mi familia. Igual que tú. Fiel a la mujer que compartió tu desgracia y fiel a los hijos que nacieron de esta fidelidad.

Miro a mi mano derecha, tantas veces feliz entre las tuyas, y con la otra acaricio mis rodillas, como tú lo hacías. Qué triste cosa las nostalgias de mi cuerpo. Y qué triste el cuerpo mío. No sólo sangre; también el tiempo correr por mis venas.

¿Fue ésta la razón de tu locura? ¿La generosa te recuerda tal vez mi cuerpo de niña? ¿Mis jóvenes rodillas ancladas en la cama acariciando tus costados? ¿Mis pechos firmes a punto de reventar en lo más alto de la proa?

¡Cómo te entiendo! Acabo de saber lo que puedo sentir junto a un hombre joven. Y sin embargo no abandonaría a mis hijos por eso. Ni te abandonaría a ti, porque no tienes culpa de tus años. Ni me abandonaría a mí misma para navegar contra la corriente de mi propio tiempo.

Me conmueve tu infinita bondad: haber decidido acompañarme durante la visita de mis padres, aunque recalques que tu disposición tan generosa sólo será posibles si son pocos los días. Sí: son pocos. ¿No te das cuenta, dechado de sensibilidad, de que para mí siempre serán pocos? ¿Y no crees que serán pocos también para tus hijos, que han soñado todo este tiempo con tu regreso? ¿O quieres oír que son muchos, para así sentirte liberado de tu propia decisión? Pues sí, también puedo decirte: son muchos. Muchos si cada hora que pasa debo fingir en el límite del dolor; simular que tengo lo que ya perdíl alegrarme de tu cercanía, sabiendo que es mentirosa; regalarles a los seres que más quiero una tranquilidad que es sólo producto del engaño. ¿Pocos o muchos? Según. Según lo que se siente vivo; según lo que haya aún de vida corriendo por tus venas.


Lorena, sea donde sea que estes, recibe un abrazo de mi parte.

Hay que partir por algo, un grito que rompe el silencio de la noche, puede ser un buen comiezo.